¿Qué es un zapato respetuoso?

Los zapatos se inventaron con un único fin: proteger los pies de terrenos hostiles (piedras, lluvia, frío, calor...). No hay más.

No nos van a hacer caminar más deprisa, ni enderezan los pies, ni les dan más confianza a los bebés...

Los pies ya tienen naturalmente de por sí, todo lo necesario para que podamos caminar: huesos, músculos, tendones, ligamentos, cartílagos, nervios... Cuando la motricidad del niño cambia, sus pies se adaptan (menos grasa, menos cartílago, más músculos, etc.)

Y esto se produce de forma natural.

    Por lo tanto, los zapatos sólo están ahí para protegernos los pies. No para oprimir y ralentizar el aprendizaje de las habilidades motoras de nuestros muchachitos. Los dedos de los pies deben poder doblarse, agarrarse y separarse.

    Para ello, deben:

    • Ser ligeros
    • Dejar espacio para los dedos de los pies
    • Tener una plantilla plana que no aplaste la planta del pie (sin soporte para el puente)
    • Tener una suela flexible que acompañe los movimientos del pie en todas las direcciones
    • Tener una suela plana y fina. La resistencia de la suela debe adaptarse al nivel de motricidad del niño

    Si quieres más información, o incluso tener argumentos de peso para explicar a tu entorno en que te basas a la hora de comprar calzado, descarga nuestra guía práctica GIGANTE sobre zapatitos para primeros pasos y zapatos respetuosos.

    En la bibliografía encontrarás muchos más recursos.

    Aquí te dejamos un pequeño cartel que diseñamos para colocar en salas de espera de profesionales sanitarios y guarderías. ¡Siéntete libre de imprimirlo y compartirlo!