Lo que dicen los podólogos

El calzado es la prenda más técnica que existe. Cada pie es único, cada paso es diferente, sobre todo cuando son los primeros. A la hora de elegir nuestro calzado, nos debemos basar en unos sencillos principios que están aprobados por gran parte de la comunidad científica.
¿Para qué sirve poner a tu hijo un calzado responsable y que respete la fisiología de sus pies? Para que pueda caminar sin molestias, permitirle sentir el suelo, fortalecer su sistema nervioso y mejorar su equilibrio. Los niños que dan sus primeros pasos necesitan una suela plana y ligera, que no tenga soporte del puente del pie para que no obstaculice el desarrollo natural de los músculos del arco interno del pie. Por otro lado, el confort térmico es importante para evitar la sudoración excesiva y afrontar temperaturas extremas. Los principales aspectos a tener en cuenta a la hora de comprar calzado son: elegir la talla adecuada y también que haya suficiente espacio en la puntera para los dedos. Decantarse por un zapato respetuoso evitará la compresión del pie y los problemas de crecimiento óseo y de cartílagos. Además, no alterar el desarrollo de la pisada, los movimientos del pie, ni la inmovilización del tobillo. ¡Ojo, no es el pie el que tiene que adaptarse, sino el zapato!
Como podólogo, el asesoramiento de calzado es una de nuestras principales misiones; un buen asesoramiento te evita patologías posteriores. En los niños es importante seleccionar un calzado que respete la anatomía del pie para permitir su correcto desarrollo. Los zapatos demasiado ajustados o demasiado rígidos pueden encarnar las uñas o crear problemas de articulaciones. Por tanto, elige zapatos que sean lo suficientemente anchos y comprueba la talla periódicamente para evitar la compresión del pie. También es mejor elegir zapatos que sean suaves y sin soporte para el puente, a menos que te lo haya prescrito el médico. El pie en desarrollo necesita movilidad y flexibilidad para fortalecerse de forma natural, un apoyo puede limitar los movimientos del pie y en cualquier caso no aporta ningún beneficio a su desarrollo. En conclusión, cambiar los zapatos respetuosos y anchos regularmente es la mejor manera de garantizar una buena salud de los pies del niño.
Pierre Schlienge
Podólogo
Los zapatos respetuosos para bebés y niños no son una moda pasajera, sino algo esencial y casi obligatorio para el desarrollo motor y sensorial. El pie tiene 26 huesos, 20 músculos, 107 tendones y miles de terminaciones nerviosas. Para desarrollarse correctamente, necesita libertad, sensaciones, texturas, experiencia… lo que es imposible si el pie está enclaustrado y comprimido en un zapato restrictivo o incluso rígido. De ahí que caminar descalzo y utilizar en la medida de lo posible calzado blando durante los primeros años, le ayudará en su desarrollo. insta @un.pied_apres.lautre
Lo primero a tener en cuenta es que el niño debe caminar con los zapatos como si no los llevara. Este zapato debe permitir el total movimiento del pie y debe respetar la forma anatómica de este pie. Cualquier cosa que se aleje de eso le va a afectar más o menos en el desarrollo de este pie y de la marcha. Antes de caminar, un niño no necesita de llevar zapatos, pero en el momento que lo hace, debemos ponerle zaparos totalmente suaves, blandos y flexibles, especialmente en la zona del metatarsiano. También necesita una suela plana (del mismo grosor por delante que por detrás), con una puntera (toe-box) ancha que permita la libre movilidad de los dedos, sin contrafuerte y con plantilla. Sin embargo, no todas las marcas de calzado respetuosas son aptas para todos los niños. Es importante adaptarse al largo del pie, pero también al ancho. Debemos buscar, dentro de las características a tener en cuenta, qué es bueno para NUESTRO hijo.

Lo que dicen los fisioterapeutas

Se piensa erróneamente que el empleo de zapatos ayudará al bebé a caminar, sin embargo, son los movimientos de todo el cuerpo los que llevan al bebé a caminar, no basta con mantenerse erguido con los zapatos para encontrar el equilibrio y apoyarse en una pierna para permitir que la otra avance. Fuera de casa, el zapato más adecuado es aquel que sea flexible, se ajuste bien al pie y no abulte demasiado; no debe “sujetar” el tobillo. Son los músculos del bebé los que tienen que hacer esta laboral si queremos que sus pies se vuelvan más sólidos. Sólo hay que usar el sentido común, el zapato debe ser ajustado pero sin apretar demasiado el pie, y un calzado más bien ligero permitirá que el niño esté más cómodo a la hora de moverse. (Autora del libro: De la naissance aux premiers pas)
Mientras nuestro hijo no camine, no necesita zapatos. No hay nada como ir descalzo para poder poner en marcha sus pies y deditos. Toda la información que recibe la piel es importante. Al ir descalzo, tu hijo podrá aprovechar sus apoyos plantares para empujar los dedos de los pies hacia atrás, equilibrarse, fortalecer sus músculos y afinar su propiocepción. Si el suelo está demasiado frío le puedes poner unos zapatitos suaves Y antideslizantes. ¡El aspecto antideslizante es muy importante para que tu hijo pueda utilizar sus soportes para empujarse hacia atrás sin resbalarse! ¡Los zapatos serán únicamente necesarios cuando salgáis a caminar fuera de casa! Comprueba que la suela se pueda doblar, es una condición necesaria para que los receptores sensoriales del pie puedan captar toda la información procedente del suelo. Pero la flexibilidad de la suela también permitirá que tu hijo utilice todos sus deditos para moverse.
Coenen Carole
Fisioterapeuta

Lo que dicen los osteópatas

Tomemos este diálogo entre dos osteópatas sacado de libro “L’énergie, l’émotion, la pensée au bout des doigts” de A. Cassourra: “Hay que saber que nosotros no corregimos la postura, la liberamos… -Entonces liberar la postura es quitarle peso al cráneo, la pelvis, los pies, la oclusión y las cadenas musculares. – Sí, bueno sí… Sobre todo es lo opuesto al enfoque clásico, aquel en el que forzamos, en el que corregimos." Así como el osteópata no vuelve a colocar los huesos en su lugar, sino que ayuda al cuerpo a encontrar la postura correcta, un buen zapato no debe tener un papel limitante en el desarrollo del pie. Caminar descalzo permite desarrollar los receptores sensoriales del pie que gestionan la información tanto superficial (temperatura, rugosidad del suelo, etc.) como profunda (equilibrio, postura general). De esta forma tu bebé tendrá total libertad para descubrir sus habilidades motoras sin obstáculos. Una vez que el niño camina, se hace necesario ponerse un par de zapatos para afrontar la grava, el asfalto y el terreno irregular de los paseos por el bosque. La suela debe ser flexible (puedes doblar el zapato sin forzarlo, como hace un pie al caminar), el zapato puede ser ligeramente alto pero no debe comprimir el maléolo (las 2 bolitas óseas a ambos lados del tobillo). Lo ideal es darle al pie suficiente libertad de movimientos para trabajar su musculatura y su capacidad de adaptación, ofreciéndole al mismo tiempo la protección adecuada para cada actividad.

Lo que dicen los psicomotricistas

Durante los primeros meses de vida, el bebé descubrirá su cuerpo, explorará su entorno y desarrollará su musculatura gracias a múltiples y ricas experiencias motrices en el suelo (girar, gatear, trepar). El bebé intentará entonces ponerse de pie antes de dar sus primeros pasos. Se recomienda encarecidamente dejarle, en la medida de lo posible, los pies descalzos, para que, al estar en contacto con el suelo, el bebé pueda tener acceso a toda la información sensorial y táctil que se transmitirá a su cerebro. Permítele sentir los soportes de la planta de sus pies, ajustar la postura, mover los dedos de los pies y los tobillos, así como mejorar su equilibrio. Para exteriores, es mejor decantarse por zapatos ligeros que no bloqueen el tobillo, que tengan una suela fina y muy flexible para darle una mayor libertad de movimiento.
Caminar descalzo ayuda a desarrollar un mejor equilibrio, una mejor adaptación, más flexibilidad y menos caídas. ¿Entonces para qué sirven los zapatos? Sirven para protegernos de piedras y polución del suelo exterior. No están para sujetarnos los tobillos, porque impedirían que los pies trabajen y desarrollen músculos: el pie debe poder sentir y estar activo. Con este tipo de zapatos, el pie está totalmente inmovilizado. ¡Como si llevaras botas de ski vamos! Cuando un niño o un adulto sufren de pies planos, ¿qué les aconsejan los ortopedistas y podólogos? Caminar descalzo, sobre la arena para percibir, adaptarse y desarrollar músculo. Así que observa y admira los pies de los niños: ¡qué delicadeza de movimientos!